miércoles, febrero 29, 2012

Lo que opiné en su momento de Democracia Real Ya

Me he traído el texto que puse el 19/05/2011 en el foro de Anaitgames.


Tengo un familiar en Sevilla que me ha contado tantas anécdotas políticas que aunque mi memoria no fuera un colador no las podría retener todas, y me dijo hace mucho tiempo 'El error de Gonzalez fue corromper a la cúpula, de este modo acabaron cayendo. Chavez ha corrompido las bases y por eso no hay quien lo quite de en medio.'

No nos engañemos, Democracia Real Ya no es apolítico. Simplemente no está ligado a ningún partido, pero su discurso es invariablemente de izquierdas y no de la normal sino de la más disparatada (Había leído un blog que se apropiaba del movimiento pero viendo las bases fundacionales reales me retracto de esas dos frases) (Tras escuchar en persona un discurso de instituto muy aplaudido por el público vuelvo a cambiar de parecer). Aunque claro, algunas de las cosas que piden son muy razonables y más que exigibles (hasta un reloj parado acierta dos veces al día). Por otra parte esta claro que a algunos no les convence la autoridad moral del grupito representante. Pero con todo son un movimiento muy interesante, por ese constante rechazo a los partidos en un intento vano de clasificarse apolíticos, por la furia, la espontaneidad y virulencia del mismo, pero más que nada lo que más me ha llamado la atención de ellos es la atención que han recibido por parte de los poderes establecidos. Las instituciones los han prohibido y los políticos que tiran de los hilos de esas instituciones están intentando a la vez apropiarse del movimiento.

Si son algo que merezca tanto la atención es porque no es una cacerolada más sino un revulsivo a la situación más dura de la corta historia de la democracia donde las morfinas habituales del pueblo han dejado de fluir y por tanto este está empezando a ver el teatro. Lo malo, y es por lo que, propuestas y discurso a parte, me opongo a este movimiento, es que sólo han visto a los actores. No les gusta la actuación sin morfina (cuando en realidad es la de siempre) y opinan que es hora de hacer una obra nueva con nuevos títeres, o mejor, hacerla ellos mismos subidos al escenario como si todo el mundo fuera un joven cultivado y sin pensar en qué papel va a hacer Marujita, del tercero, a la hora de tener que tomar decisiones de atrezzo. En el muy improbable caso de que sus propuestas fueran atendidas el nuevo sistema político no sería una solución del problema que inicialmente les ha llevado a pelarse el culo en la acera.

Y es que tanto la economía como, en menor medida, la política son un reflejo de una sociedad. De su idiosincrasia, sus costumbres, sus limitaciones y en definitiva de sus gentes. De modo que aunque les gusta mucho copiar las frases de V y dicen aplicarse lo del espejo no se lo han aplicado para nada. Han visto que algo iba mal y ahora son un animal rabioso en busca de un objetivo. Y claro, 'los bancos' y 'el poder' dan el tipo para el papel que ni Alan Rickman. Pero hay un error bastante grave en su silogismo, y es que si el sistema fuera malo no funcionaría en otros países. No es que no tengamos una de las peores castas políticas de Europa, pero ZP a parte son bastante funcionales. Pero lo que ningún concepto importado ni modelo anglosajón corrije es una sociedad y su educación. Todos se echan la culpa los unos a los otros y al final como siempre la casa sin barrer. Un sistema político distinto y la jubilación de la panda de sinvergüenzas que nos conducen ahora no crean ninguna riqueza económica.

Lo que cambia un país es un cambio personal en la mayor parte de los miembros de este. Siendo los políticos la afloración pública de nuestra propia podredumbre sustituirla por algo que tiene que salir de la misma miseria y esperar algo menos pútrido es, como muchas de sus otras ideas, pueril. Primero hay que cambiar España como cultura para obtener mejores resultados económicos. Porque, no se engañen, es de lo que va todo esto. Ni uno sólo de ellos estaría en Sol si tuvieran un trabajo y una buena situación económica. Para obrar ese cambio mañana tendríamos que despertarnos diferentes todos. No el poder, el poder está limitado por la sociedad, su tejido económico y humano.

Mañana el empresario se debería levantar emprendedor, llevar una buena política de RRHH en vez de dar la orden a los mandos intermedios de que usen la vara. Tendría que renovarse tecnológicamente para aumentar la productividad sin tirar de horas extra sin parar, que desmotivan y acaban mermando el mayor capital de la empresa: sus empeados. Mañana los inversores dejarían de ser familias con un negocio dirigido porque es 'su negocio' sin tener ni idea de cómo llevarlo. Se juntarían, ajenos a desconfianzas, varios capitales formando economías de escala que les permitieran invertir en sectores punteros en vez de ir a lo fácil con un modelo caduco como el ladrillo o el turismo. Mañana los empleados, sabiendo que las inversiones en modernizar la empresa de su jefe no son nada sin ellos, se tendrían que levantar como alemanes, llegar a tiempo, llegar aunque les duela algo o estén acatarrados: una mascarilla y a trabajar como un japonés. No habría ni que banear el facebook del internet de la oficina porque estarían muy ocupados trabajando en esa empresa que han tomado como un proyecto propio en vez de como una vaca de la que sacar el sueldo. Trabajarían, se formarían continuamente y tendrían inquietud en cómo desarrollar su carrera en la empresa en la que están.

Mañana el funcionario no tendría que ser sobornado para evitar una multa por negligencia en un accidente laboral ni pediría sobornos para 'agilizar trámites' o 'desbloquear un trámite' y se conformaría con su nivel de vida de administrativo mientras se forma. Y se forma porque pasado mañana la mitad de los funcionarios del país estarán en la calle buscando un trabajo que reporte algo a la sociedad más allá de un puesto artificial creado para poner a los infinitos sobrinos, nueras y hermanos de una casta que va desde concejales hasta diputados. Mañana el votante, consciente de los muchos déficits estructurales del país, dejaría de presionar para evitar el abaratamiento de la energía mediante plantas nuclerares. Pues de nada sirve ser productivo si toda la competitividad se va en pagar petróleo.

Mañana los directivos de muchas cajas darían de bruces con la carcel, por acabar con un patrimonio como es la obra social y el Banco de España se dejaría las partidas al Halo 3 que le mantienen tan ocupado desde hace 3 años y empezaría a mover el culo en pro de la transparencia porque ahora mismo los inversores ven tan seguro invertir en nuestro sistema financiero como tirar su dinero al fuego. De este modo el estado no tendría que cargar con el peso de financiar tantas reestructuraciones, dejaría de ser visto como un apestado y podría colocar deuda en otro sitio que no sean los bancos. Estos, a su vez, liberados de tener que comprar semana sí, semana también deuda del gobierno podrían usar su dinero en menesteres como, por ejemplo, prestarlo.

Podría seguir un rato pero creo que he puesto un poquito de todo y se entiende. Esta no es la España que nosotros conocemos y, al menos bajo mi punto de vista, la España que conocemos no tiende a cambiar hacia una sociedad así. Si se obrara el milagro seguramente no habría que cambiar el sistema político ni a los sinvergüenzas que lo llevan. Primero porque teniendo un trabajo y un nivel de vida europeo nos la soplaría bastante, como pasa en otras partes del mundo donde cuecen habas a veces peores que las nuestras. Y segundo porque seguramente una sociedad así acabaría reflejandose paulativamente en la casta política por muy enfermiza que esta sea.

Este problema es el que no se aborda en Sol, que van lanzados directos al capote que son los titiriteros. Pero cuando esa reacción alérgica natural a una cantidad infección tan grande que es Democracia Real Ya embista, de conseguir algo habrá rascado sólo un poco la superficie. Y entonces o se mira al espejo o se va a casa creyendo que algo ha cambiado.

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